El tabaco es un cultivo de ciclo corto (entre 90 y 105 días), intensivo y extremadamente sensible a la época en que se siembra, cultiva y cosecha. El tabaco puede adaptarse a una amplia variedad de suelos. No obstante, las más apropiadas para su cultivo son las franco-arenosas y las arcillosas. El tabaco rubio requiere un drenaje más profundo y mejor que el tabaco negro.
El tabaco tiene la ventaja de que puede crecer en diversos climas donde no se presentan temperaturas bajo cero por más de 120 días. Las temperaturas óptimas para el desarrollo del tabaco están entre 20 y 30 grados centígrados.
Se adapta bien a regiones con precipitaciones moderadas, bien distribuidas a lo largo de su ciclo.
Temporada de siembra. Tradicionalmente, en climas tropicales se ha considerado que los meses ideales para sembrar tabaco son noviembre y diciembre, ya que da como resultado un mejor rendimiento y calidad y permite el cultivo de secano, aprovechando las lluvias de esta época. En clima templado el período de siembra es en primavera y verano, estaciones que presentan temperaturas medias óptimas para el cultivo del tabaco.
Las semillas del tabaco son muy pequeñas y su germinación es delicada y complicada. Se recomienda que sean germinados en invernaderos para obtener plántulas para trasplantar en campo. Los invernaderos deben instalarse en lugares limpios, bien drenados y cerca de fuentes de agua, preferiblemente en terrenos nuevos. El trasplante es un proceso cuidadoso, ya que la planta joven es muy vulnerable a las variaciones climáticas, a las enfermedades y parásitos. Las plántulas a trasplantar deben tener entre 3 y 6 pulgadas de alto, aproximadamente 40 a 50 días después de plantadas.
Cosecha. Durante la cosecha, para lograr un buen curado de las hojas de tabaco es importante cosecharlas en el momento adecuado de maduración, esto por supuesto, depende de la variedad de tabaco. Por ejemplo, para el tabaco negro es mejor recolectar antes de la etapa de madurez fisiológica, a diferencia del tabaco rubio que se recolecta en una etapa avanzada de madurez para que haya un predominio de carbohidratos. Para obtener una buena cosecha, es necesario colocar las hojas cosechadas en una casa de tabaco para protegerlas del medio ambiente y de que pierdan humedad de manera acelerada. Tampoco deben apilarse en almacenes por largos periodos de tiempo, para evitar el mal manejo o muerte celular prematura. Deben ser fuertes juntos de tal manera que los anillos solo sostengan dos hojas a la vez.
Curado: Una vez cosechado el tabaco, la hoja debe sufrir una verdadera transformación para que se convierta en materia prima para la industria. Una vez cosechadas, las hojas de tabaco primero deben ser curadas, luego fermentadas y envejecidas.